Homilias

641650 de 903 documentos

IV Domingo Pascua

Tenemos la vocación de ser ovejas antes de ser pastores. Nos acercamos para descansar en sus pastos, para dejarnos arrullar por su voz, para alimentarnos de su Pan que se parte y beber de la fuente que mana de su corazón. Queremos pertenecer a sus ovejas predilectas, amadas y reconocer en cada momento su voz.

III Domingo Pascua

«Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero». Con un amor humano y limitado, torpe y dispuesto, lleno de confianza. Un amor que brota de nuestra herida. Esa herida de amor que llevamos desde que nacemos. Esa herida grabada a fuego que nos une con el corazón de Cristo, también herido, también roto

II Domingo Pascua

Jesús vuelve por amor. Y Tomás, conmovido, puede tocar su herida. Se acerca al Señor temeroso, sobrecogido: « ¡Señor Mío y Dios Mío!». Jesús mismo le ayuda a meter su dedo, su mano, en su costado abierto. Un amor inmenso. Tomás cree. Porque toca, cree. Porque cree, toca.

Domingo de Resurrección

En la mañana de la Resurrección Dios pronuncia su última palabra en el silencio de una roca levantada. Miramos al cielo en el domingo de Gloria y buscamos los bienes de lo alto. Dejamos de mirar al suelo y comenzamos a contemplar las estrellas.

Domingo de Ramos

Hoy nos emocionamos reconociéndole Rey en nuestra vida. Queremos acompañarle en estos días, vivir con Él, sufrir a su lado, sin huir de la cruz.

V Domingo Cuaresma

Dios ha inscrito nuestros nombres en el cielo, donde nadie podrá nunca borrarlos. Ha escrito nuestro pecado sobre la arena, porque así pronto será olvidado.

IV Domingo Cuaresma

Queremos ser más contemplativos para mirar la vida en el silencio. Con paz. Sin prisas. Siendo, más que haciendo muchas cosas. Así nuestra mirada será más pura. Entonces podremos mirar con compasión y no con desprecio, con alegría y no con tristeza, con paz y no con rabia.

III Domingo Cuaresma

Cuando perdonamos y acogemos, cuando volvemos a empezar sin quedarnos en nuestro dolor, que nos aísla y llena de amargura, entonces estaremos realizando milagros casi sin darnos cuenta.

II Domingo Cuaresma

Nos olvidamos de lo central de la vida de Cristo. Él es reconocible en sus heridas. Tal vez porque su vida fue dejarse el corazón hecho jirones. Así dejó su amor entre nosotros.