Domingo de ramos
Queremos creer en nuestro futuro. Confiar en nuestras fuerzas. Perdonarnos y volver a comenzar. Creer en la belleza de nuestra vida. Vivir agradecidos, no exigiendo que nos amen.
Queremos creer en nuestro futuro. Confiar en nuestras fuerzas. Perdonarnos y volver a comenzar. Creer en la belleza de nuestra vida. Vivir agradecidos, no exigiendo que nos amen.
Me sostiene Él que me ama con locura. Me alienta Él que conoce mis sufrimientos. Él mismo los ha sufrido. Me levanta cuando caigo y me dice que basta con vivir con Él, a su lado.
El corazón está lleno de sentimientos, de pasiones, de dolores, de alegrías. Se entusiasma y padece. Vive y muere. ¿Cómo se educa el corazón? ¿Es posible educar tantos sentimientos? ¿Podemos sentir lo que Jesús sintió?
Es necesario confiar en alguien que le dé sentido a toda la vida. No queremos vivir esperando a que cambien las circunstancias para ser felices. La cruz y el dolor forman parte de nuestro camino.
Queremos ser libres de tantos apegos que nos atan a la tierra. Medir las cosas en la pesa de Dios es un cambio en la mirada. Las cosas del mundo valen lo que valen para Dios, no tanto para mí.
Vivir los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia es vivir como Cristo. Cada uno en su vocación. La castidad matrimonial es un don y una tarea. Tiene que ver con volver a escoger cada día. Es la opción de toda la vida. Opto por algo cada día y renuncio al resto de las opciones […]
El amor purifica. Los vínculos dan serenidad y hondura. No hay una vida sana donde no hay amor. El amor hace fecunda y fuerte nuestra vida. No podemos dar hogar si antes no estamos anclados.