Homilía 27 de Octubre- Descarga en Word (337 descargas)

El fariseo no respeta, juzga, condena. Sus actos hablan bien de él, su oración lo condena. Parece bueno en sus obras, pero su corazón cae en la vanidad y el orgullo. ¿No nos pasa a nosotros a veces cuando condenamos y despreciamos a los que vemos peores que nosotros? La humildad es el camino para acercarnos a Dios. El publicano, arrodillado, roto, pequeño, pobre. Son palabras salidas de un corazón herido, que ha amado y ha odiado, que se ha levantado y ha caído. Son palabras que hablan de arrepentimiento, del deseo de volver a comenzar. Así tendríamos que rezar muchas veces, en lugar de sentirnos ya convertidos, ya en paz con Dios, sin deudas que pagar. Así como rezamos, es como somos.