Todos estamos llamados a ser pastores y a cuidar con nuestra vida a aquellos que Dios nos ha confiado. Es el espíritu del buen pastor, de Cristo que da su vida por sus ovejas. No es algo reservado a los sacerdotes o consagrados. Todos, en nuestro trabajo, como padres de familia, en nuestros vínculos personales, tendríamos que encarnar los rasgos del Buen Pastor.El P. Kentenich hablaba de tres rasgos que definen al buen pastor. Se refería a la Fidelidad, al amor y al cuidado del buen pastor.
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