El camino que recorremos hacia la Pascua, hacia la felicidad verdadera, depende de las elecciones que vayamos tomando. Queremos vivir la alegría que proclamamos en este domingo «laetare», el domingo de la alegría. Ya no nos quedamos mirando nuestra pobreza, miramos más allá de lo que vemos. Vemos mucho más de lo que aparece como real ante nuestros ojos. Sabemos que, en las elecciones que hacemos, optamos por vivir con paz y alegría o decidimos dejarnos llevar por la tristeza.