VI Domingo tiempo ordinario
Descarga word. El amor que no se cuida se muere, el que no se acaricia con suavidad se vuelve áspero y duro. La planta que no se riega se acaba secando. El jardín que no se cultiva se convierte en erial.
Descarga word. El amor que no se cuida se muere, el que no se acaricia con suavidad se vuelve áspero y duro. La planta que no se riega se acaba secando. El jardín que no se cultiva se convierte en erial.
Descarga Word. La audacia es el mejor antídoto para la desesperación. Siempre puede haber una oportunidad. Lo que ahora no funciona no tiene por qué ser siempre así. Dios no se baja de mi vida.
Descarga Word. Toda decisión implica un riesgo y por eso siempre exige que sea capaz de dar un salto de fe en el vacío y confiar en que Dios no me va a soltar de la mano.
Descarga Word. Aceptar la vida como un don en medio de cruces y dificultades es el mejor antídoto para vencer la depresión y el desánimo. Creer en la posibilidad imposible de volver a intentarlo.
Descarga Word. Vivir merece tanto la pena que justifica el esfuerzo de dar la vida, de enterrar la semilla, de dejarse uno el alma hecha jirones por los caminos.
Descarga Word. He aprendido a confiar en otros. No me he dejado llevar por el pánico. No he caído en la desesperanza. En medio de mi dolor me he vuelto más niño, más confiado, más de Dios.
Descarga Word. Es un lujo levantarme cada mañana con salud. Un lujo tener un lugar donde vivir y personas que me quieren. Es un lujo poder amar a los míos y saberme amado por ellos.
Descarga Word. ¿Quién soy yo para que me visite Dios en esta noche? Soy su hijo, el niño de sus entrañas. Dios me salva en medio de todas mis dudas. Y me hace creer en su poder infinito.
Descarga Word. Miro a María. Miro sus ojos grandes y abiertos. Miro su sonrisa ancha y pura. Miro sus manos queriendo sostenerme. Miro sus labios que quieren decirme que no debo tener miedo.
Descarga Word. Sueño con estar siempre alegre y retener esa paz que vence los miedos. Quiero una alegría que me guarde de todo mal. Hoy busco esa alegría más profunda, esa alegría que viene de Dios.