Nos quedamos contemplando el misterio de una gruta en la que el Niño viene al mundo. Ante esta gruta silenciosa nos arrodillamos con miedo a escuchar la pregunta que Dios quiere hacernos. Nos da miedo que su deseo no forme parte ya de nuestro itinerario, del camino marcado por nuestros sueños. ¿Y si resulta que no está en nuestros planes lo que nos pide?