Cristo nos cuida como el labrador cuida la viña y sabe que si no permanecemos unidos a Él no tenemos vida. El sarmiento se seca apartado de la vid. Sin ella no puede servir de vehículo para que la savia llegue a la uva. Si no estamos unidos a Dios no recibimos amor y no podemos darlo, no podemos ser camino para que su amor llegue a otros.