Es la pregunta que ojalá nos hagamos siempre en nuestra vida matrimonial. Una y otra vez. Desde el primer día. Toda la vida. En momentos de luz, cuando disfrutamos de la vida. En momentos de dolor, cuando cargamos juntos la cruz y nos miramos. En momentos de renuncia cuando la decisión es elegir el amor más grande. En la noche y en el día. En el silencio y en el llanto. Cuando ha habido ofensas y perdón. Cuando ha habido palabras y risas. Sí, la misma pregunta: « ¿Me amas?». La misma respuesta: «Tú lo sabes todo, tú sabes cuánto te quiero».