Es la fidelidad que hoy hemos contemplado en el Evangelio de los discípulos de Emaús. La fidelidad de Dios ante la debilidad del hombre. Ellos no se ven capaces de seguir a un hombre muerto en una cruz. Fracasan sus proyectos y desisten de sus sueños, de sus promesas de fidelidad. No creen en la fidelidad de Dios, porque creen que han sido abandonados. Pero el amor fiel de Cristo no nos deja alejarnos por el camino. Nos persigue y nos rescata.