Se alejaba la tormenta, volvía la calma de la noche de  Cuatro Vientos, y las palabras de Benedicto XVI resonaban en el aire: «Hemos vivido una aventura juntos». A todos nos atraen las aventuras. Las aventuras no se programan, suceden. Las aventuras tiene un eco fascinante, de ruptura con lo de siempre, son algo inesperado y sorprendente. La aventura rompe nuestras previsiones y nos hace asumir el riesgo y el peligro. Así suele ocurrir en la aventura de nuestra vida.