Tal vez sea ésa la perfección que quisiéramos vivir cada día: vivir cada paso, sin miedo, sin angustia, confiando en el Dios que nos sostiene y camina a nuestro lado. Confiamos y damos cada paso a su tiempo. Sin prisa. Sin pausa. Somos camino por hacer, historia desgranada a cada paso. El tiempo pasa y Dios camina con nosotros.