Allí donde Dios nos pone quiere que echemos raíces y demos vida. Nuestra luz muestra un mundo nuevo. No podemos esconder esa luz, no podemos dejar de ser lo que Dios espera. Tenemos que creer en el don que podemos entregar, sin caer en las comparaciones que nos hacen sentirnos inferiores. Dios tiene una misión valiosa para cada uno. No lo olvidamos.