Pensar que sí podemos, que es posible lograr lo que soñamos, nos da alas y nos ayuda a avanzar. Pensar que lo mejor no ha llegado todavía, que las mejores experiencias son parte del futuro, nos ayudan a vivir con ilusión, con la mirada siempre dispuesta a percibir lo bueno que la vida nos depara. El optimismo es el arma que nos ayuda a construir. Mientras que el pesimismo y el desánimo nos rompen por dentro, nos atan.