Algunos cimientos que hacen vacilante el edificio: la actitud frente a nuestra miseria personal, nuestras heridas personales y familiares, el desarraigo y la soledad, el sentido de la cruz y el sufrimiento.Construimos sobre roca cuando hundimos nuestras raíces en Cristo. Él nos propone un camino para construir sobre esa roca: la infancia espiritual, hacernos niños ante Él.