El lugar donde Dios se encarna en nuestra vida es el Santuario. Allí Dios se hace carne en los brazos de María.Ella es la gran educadora de nuestra alma, de nuestro mundo interior. Nos regala tres gracias para preparar nuestro camino al Señor: cobijamiento, donde reposa el alma; transformación («allanad los montes»,«enderezad los senderos» ) y envío apostólico( «haced transitables los caminos abuptos», «llenad las hondanadas»).