Un ciego recupera la vista. La ceguera es entonces el punto central de las lecturas de hoy. Y nos recuerda la realidad del hombre, que no es capaz de ver la verdad con claridad.Resulta difícil ver a Dios en el mundo, en los acontecimientos, en nuestra vida. La ceguera nos esclaviza y nos hace incapaces de seguir a Dios. Cuando Dios nos devuelve la vista, sin embargo, brota la alegría auténtica del corazón y podemos ver el mundo en su verdad.