Tememos que siempre haya oscuridad y sombras. La luz calma la ansiedad del alma que teme la muerte. Queremos luz, necesitamos el Espíritu, el aire fresco fuera del túnel y la confianza de saber que caminamos con sentido. El túnel nos recuerda nuestros miedos y nos quiere convencer de nuestra incapacidad. La luz nos recuerda que estamos llamados a la plenitud, que en nuestro corazón hay una semilla de eternidad y somos hijos de la luz, del día y de la paz. Hoy pedimos luz.