A imagen de la Trinidad estamos llamados nosotros a vivir nuestra fe en comunidad. No podemos vivir solos. El sentido de nuestra vida no puede ser salvar nuestra alma en solitario, sin importarnos el resto de nuestros hermanos. Necesitamos vivir la comunión que se hace carne en el amor. Nos necesitamos los unos a los otros para encontrarnos con Dios. No podemos caminar solos.